Friday, 18 April 2014

Gabriel Garcia Marquez 1955: En Hiroshima, a un millón de grados centígrados.

Gabriel García Márquez escribió esta crónica en 1955, 10 años después de los ataques nucleares que dejaron en ruinas la ciudad de Hiroshima. La visita al país del sacerdote Pedro Arrupe, sobreviviente, le permitió reconstruir este espectáculo apocalíptico al que llamó “terremoto de laboratorio”.

Un testigo presencial de la devastación de Hiroshima por la bomba atómica está desde ayer en Bogotá: el sacerdote jesuita Pedro Arrupe, quien el 6 de agosto de 1945 -primer día de la era atómica- desempeñaba el cargo de rector del noviciado de la compañía de Jesús en Hiroshima. Por ser español y ser España un país neutral, el padre Arrupe continuaba en territorio japonés después de que el gobierno del Mikado había dispuesto de todos los extranjeros originarios de países beligerantes. No había guerra en Hiroshima. Curiosamente, en una de las principales ciudades japonesas, con 400.000 habitantes, de los cuales 30.000 eran militares, no se habían conocido los estragos de una guerra internacional de seis años: una sola bomba había sido arrojada sobre la ciudad, y sus habitantes tenían motivos para pensar que se trató de un bombardeo accidental, sin ninguna consecuencia.
Escuelas de 2.000 niños
Sin embargo -cuenta el padre Arruple- la población civil estaba preparada para cualquier emergencia. La policía de Hiroshima tenía una organización perfecta, por medio de la cual se controlaba a una ciudad más grande y más poblada que cualquiera de las ciudades colombianas: una ciudad compuesta en general por la clase media japonesa, dedicada al comercio en pequeña escala y a la pesca fluvial. De los 100.000 habitantes 50.000 eran niños en edad escolar. Y es posible afirmar que el 6 de agosto de 1945, eso 50.000 niños estaban en la escuela, mientras sus padres se dirigían al trabajo. En el Japón la educación era obligatoria durante los 8 primeros años, y cada escuela de Hiroshima era un enorme local con capacidad para 2.000 niños.

El último minuto
Mientras Tokio, la capital, había sido devastada en gran parte por los constantes bombardeos, Hiroshima era una gigantesca ciudad intacta, con casas de madera construidas de madera liviana para disminuir el constante riesgo de los terremotos. Todos los habitantes, salvo los sacerdotes católicos y 500 japoneses, profesaban el culto Buda: había 750 templos, y apenas una pequeña parroquia católica en el centro mismo de la explosión, y una capilla en el noviciado, a 6 kilómetros de distancia.
A pesar de que nunca había padecido un bombardeo, la población de Hiroshima severamente disciplinada, se precipitaba a los refugios cada vez que sonaban las sirenas de alarma. Había numerosas sirenas distribuidas por toda la ciudad. El 6 de agosto de 1945, un poco antes de las ocho de la mañana, los ciudadanos que se dirigían a su labor, y los niños en la escuela (las clases comenzaban a las siete), oyeron sonar las sirenas y corrieron a los refugios antiaéreos. Poco después se anunció que había cesado el peligro y la ciudad reanudó su marcha normal.

¡El flash!
El padre Pedro Arrupe cuenta que en ese instante, después de la misa y el desayuno, se encontraba en su alcoba cuando sonaron las sirenas de alarma. Luego oyó la señal de que había cesado el peligro. El día comenzaba como siempre. En el noviciado, a pesar de la distancia, se advertía perfectamente el movimiento de la ciudad.
“De pronto vi un resplandor como el de la bombilla de un fotógrafo”, dice el padre Arrupe. Pero no recuerda haber escuchado la explosión. Hubo una vibración tremenda: las cosas saltaron de su escritorio y la alcoba fue invadida por una violenta tempestad de vidrios rotos, de pedazos de madera y ladrillos. Un sacerdote que avanzaba por el corredor fue arrastrado por un terrible huracán. Un segundo después surgió un silencio impenetrable, y el padre Arruple, incorporándose trabajosamente, pensó que había caído una bomba en el jardín.

¿Qué pasó?
El antiguo rector del noviciado de Hiroshima, que tiene la apariencia de ser un hombre sereno, recuerda aquel instante particularmente por el silencio. Transcurrieron más de 10 minutos después del relámpago, sin que se hubiera dado cuenta de que la ciudad estaba en llamas. Los habitantes del noviciado tuvieron tiempo de inspeccionar el jardín, antes de que el humo blanco y espeso se disipara por completo y se viera, a seis kilómetros de distancia, el gigantesco e incontenible incendio que devoraba la ciudad.
“Ahora cualquiera entiende esto”, explica el padre Arrupe. Pero aquel día nadie había oído hablar de una bomba atómica ni de la posibilidad de que alguien la fabricara y la lanzara sobre una ciudad de 400.000 habitantes. Pensaron que se trataba de un accidente local, y los funcionarios del noviciado se dirigieron a la ciudad a prestar los primeros auxilios. Fueron en bicicleta.

Recuerdo del Apocalipsis
“No hay modo de describir lo que encontramos”, cuenta el sacerdote. Y dice sencillamente que hay que imaginar el caos: donde antes había calles no había sino escombros; donde había casas solo se encontraban ruinas, y en la terrible crepitación del incendio y el humo y el polvo, era imposible ver o escuchar algo que recordara la presencia humana.
Gente humilde de las aldeas vecinas trataban de llegar al centro de la catástrofe. Pero era imposible. Las enormes llamaradas de más de un ciento de metros de altura impedían el acceso a la ciudad. Antes del medio día comenzaron a desarrollarse fantásticos fenómenos atmosféricos.

Un terremoto de laboratorio
Primero fue la lluvia. Un violento aguacero se desplomó sobre la ciudad y extinguió las llamas en menos de una hora. Después fue un tremendo huracán que condujo por el aire enorme troncos de árboles calcinados, rueda de vehículos, animales muertos y toda clase es escombros. Por encima de las cabezas de los sobrevivientes , pasaron a considerable altura, volando, impulsados por el huracán, los destrozos de la catástrofe.
En aquel instante fueron aterradores, pero en la actualidad aquellos fenómenos están perfectamente explicados: la condensación de vapor provocada por la inconcebible elevación de la temperatura -que se ha calculado en un millón de grados centígrados- fue el origen de la lluvia torrencial. El vacío, la descompensación producida por la violenta absorción, dio origen al huracán apocalíptico que contribuyó a agravar la confusión y el terror.
Las primeras víctimas
El primer contacto que tuvo el padre Arrupe con las víctimas de las catástrofe fue la visión de tres mujeres jóvenes , abrazadas, que con el cuerpo en carne viva surgieron de los escombros. Entonces comprendió que no s trataba de un incendio corriente: el cabello de las víctimas se desprendía con extrema facilidad y en pocas horas la ciudad había sido destruida por completo y sus habitantes reducidos a una confusa multitud de cadáveres y moribundos ambulantes.
Se ignoraba cuáles debían ser los primeros auxilios en aquel caso. No eran quemaduras corrientes. A un grupo de niños socorrido por el padre Arrupe, se le desprendía sin esfuerzo el cuero cabelludo. Entre piel y los huesos se encontraron pedazos de vidrios incrustados.

A salvo en el río
Hiroshima e una ciudad construida en las cinco islas formadas por el delta del río Otagawa. Cuatro brazos fluviales la atraviesan de lado a lado. Cuando estalló el caos, cuando las llamas gigantescas se levantaron en toda la ciudad, los sobrevivientes solo pensaron en correr hacia el agua. A las cinco de la tarde el padre Arrupe logró penetrar a la ciudad. Avanzó, con una multitud venida de las aldeas vecinas, por sobre escombros, y vio cuerpos destrozados, rostros de agonizantes desfigurados y los ríos densamente ocupados por una multitud caótica y delirante.
“Los niños de Hiroshima”
En la película “Los Niños de Hiroshima” -una película que el padre Arrupe no ha visto- se ha reconstruido la catástrofe, minuto a minuto. Por la descripción que hace el único testigo presencial que ha venido a Colombia, se advierte que la reconstrucción del filmes de una asombrosa fidelidad, de un milagroso realismo. La multitud se desplazó, como una gran masa flotante, hacia los diferentes brazos de los ríos. Y hubo una razón para que fueran mayores los estragos en la población infantil: a las 8:10 de la mañana, hora en que estalló la bomba, puede decirse que no había un niño en edad escolar cerca de sus padres. Todos estaban en la escuela. Cuando al atardecer empezaron a prestarse los primeros auxilios, los padres de familia estaban bajo los escombros de los hogares o los establecimientos comerciales. Y los niños, todos los de Hiroshima, confundidos, desfigurados y sin identificar; 50.000 niños estudiantes, estaban muertos, heridos o agonizando en masa, bajo los escombros de las escuelas.

20 kilos de ácido bórico
En Hiroshima había 260 médicos, 200 murieron instantáneamente a causa de la explosión. La mayoría de los restantes quedó herida. Los muy pocos sobrevivientes -entre ellos el padre Arrupe , graduado en medicina no disponía de ningún elemento para auxiliar a las víctimas. Las farmacias, los depósitos de drogas, habían desaparecido bajo los escombros. Y aun en el caso de que se hubiera dispuesto de elementos, se ignoraba por completo qué clase de tratamiento debía de aplicarse a las víctimas de aquella monstruosa explosión.
Los primeros heridos auxiliados por el padre Arrupe, sin embargo, fueron favorecidos por un acontecimiento todavía no explicado: en medio de la confusión un aldeano puso a disposición del sacerdote un saco con 20 kilos de ácido bórico. Fue el primer tratamiento que se les administró: cubrir todas las heridas con ácido bórico. En la actualidad, todos se encuentran en buen estado de salud, dice el padre Arrupe, quien todavía no puede entender qué hacía un campesino de Hiroshima con 20 kilos de ácido bórico en su casa.

Tres causas de muerte
El antiguo rector del noviciado de Hiroshima dice que en la ciudad no hubo pánico el 6 de agosto de 1945. La población recibió la catástrofe con su indolente fatalismo oriental. Los sobrevivientes se desplazaron hacia el agua no en busca de refrigeración -que es una creencia generalizada- sino en busca de un lugar donde estuvieran a salvo de las llamas.
Resulta imposible establecer por la experiencia de Hiroshima, los verdaderos efectos de la bomba atómica. El lugar donde estalló -a 600 metros de altura, pues fue lanzada en paracaídas- era el centro geográfico y al mismo tiempo el centro comercial de la ciudad. En torno a ese centro, en una área de dos kilómetros y medio, los habitantes fueron víctimas inmediatas de la radioactividad, el calor y la explosión. En el área de dos kilómetros y medio en torno al centro de radioactividad, fueron víctimas de las reacciones térmicas y de la explosión. De allí en adelante, en un área de seis kilómetros en la cual se encontraba el noviciado de la Compañía de Jesús, las víctimas fueron ocasionadas exclusivamente por la explosión.

La huella de un hombre

El padre Arrupe opina que ninguna de las personas penetraron el área de radioactividad después de la explosión, sufrieron trastornos físicos o mentales posteriores. Él mismo penetró esa área seis horas después de la catástrofe, sin sufrir ninguna perturbación, pues el cabello que ahora le falta -aclara sonriente- se ha desprendido de su cabeza por causas diferentes a la radioactividad.

En el área de explosión hubo considerable cantidad de víctimas, ocasionadas por los escombros y los cristales esparcidos. En cambio, en el centro mismo de la explosión, en el área radioactiva, seis sacerdotes que se encontraban en la sede de la parroquia -un edificio de concreto-resultaron ilesos. Solo uno de ellos presentó más tarde trastornos físicos ocasionados por la radioactividad. En el edificio del banco de Osaka quedó estampada en la pared la silueta de un obrero que en el instante de la explosión ascendía por la escalera.
Hoy

La recuperación moral de Hiroshima fue casi inmediata. Al día siguiente de la catástrofe empezaron a recibirse auxilios de las ciudades vecinas. Durante seis días cada sobreviviente recibió una escudilla con 150 gramos de arroz. La fortaleza moral del pueblo fue superior a la bárbara y despiadada experiencia atómica. En menos de una semana se cremaron los cadáveres, se organizó a los sobrevivientes, se improvisaron los hospitales y se identificó a los millares de niños que quedaron a la deriva.

A fines de ese año la ciudad estaba rudimentaria pero totalmente reconstruida. Los escombros había sido removidos y las casas fabricadas de nuevo con latas de conserva, papel periódico y desperdicios la catástrofe. Desde el trágico 6 de agosto hasta el momento actual, ha sido reconstruida tres veces. La segunda vez fue de madera. En la actualidad, y en virtud de una ley japonesa que ordena que sea construida en concreto toda casa con más de dos plantas, la ciudad está completamente modernizada, y tiene la calle más ancha del mundo: más de cien metros. Pero para transitar por esa calle hacen falta las 240.000 personas que murieron en la explosión.

EL Tiempo: Gabo, una vida tejida milimétricamente libro a libro.

La hojarasca
Tenía 22 años, y dedicaba las noches a escribir, en la solitaria redacción del diario barranquillero El Heraldo para escribir esta primera novela motivada por la visión de un viejo que lleva a su nieto a ver un entierro. García Márquez le buscó editorial durante cinco años y recibió respuestas como la de Losada, de Argentina, que la devolvió con una carta del crítico Guillermo de Torre, que le aconsejaba dedicarse a otra cosa.
Cansado ya, Gabo editó La hojarasca por su cuenta en una imprenta bogotana. Están allí los primeros esbozos de Macondo, venido a menos tras la fiebre bananera. Aparecen el coronel Aureliano Buendía y otros personajes de Cien años de soledad.
El suicidio del médico francés, repudiado por el pueblo, es el eje de una narración a tres voces que recuerdan hechos ocurridos entre 1903 y 1928. Recoge los pensamientos de un viejo coronel retirado, los de su hija, Isabel, y los del nieto de 11 años. El coronel se propone sepultar el cadáver, en contra de la voluntad de un Macondo enconado, que aspiraba a dejarlo podrir en su propia casa.
La crítica local apenas sí elogió la obra. "Cuando escribí La Hojarasca -dijo Gabo sobre ella- tenía la convicción de que toda buena novela debía ser una trasposición poética de la realidad (...) mis amigos militantes me crearon un terrible complejo de culpa. 'Es una novela que no denuncia, que no desenmascara nada', me dijeron(...) Me llevó a pensar que yo debía ocuparme de la realidad inmediata del país, apartándome un poco de mis letras iniciales".
1955
El coronel no tiene quien le escriba
Por segunda vez aparece el coronel que se volvió emblemático en sus obras. Esta novela no le abrió ninguna puerta al entonces joven escritor. "Recuerdo haber tenido una copia del manuscrito y nadie advirtió sus cualidades", relató Plinio Mendoza.
Y García Márquez contaba que la imagen de un hombre esperando en una lancha en el mercado de Barranquilla fue la idea que le dio origen a esta historia, cuando años después, en París, el mismo Gabo se encontró esperando una carta o un giro que tardaba en llegar.
Al escribirla, García Márquez le dio un estilo de guion cinematográfico. La obra fue ofrecida a editoriales como Gallimard antes de Cien años de soledad. Y tuvo críticas opuestas entre lectores como Juan Goytisolo, que la elogió, y Roger Caillois, que la rechazó. Para que volvieran a interesarse en esta novela tuvo que darse primero el éxito de Cien años de soledad.
1961
La mala hora
Este pueblo de mierda fue el título inicial que García Márquez le dio a esta novela corta donde la violencia parece ser el rasgo definitivo. Los detalles más escabrosos de los habitantes se revelan todas las mañanas, pegados en pasquines, en las paredes del pueblo. El alcalde acude a la clarividente y tiene pendiente un proceso por enriquecimiento ilícito. El rencor, la muerte absurda o la amenaza de la misma son elementos presentes.
Tras su redacción durante una etapa en Venezuela, cuando trabaja en Prensa Latina, García Márquez dejó el original guardado, anudado con una corbata y sin nombre. Así se la entregó a Guillermo Angulo cuando lo instó a enviarla a un concurso, el premio de la Esso Colombia, en el que fue elegido ganador (1962). Después llegaron las peticiones de los organizadores del concurso: "por favor, cambiarle el nombre". El nuevo bautizo y la desastrosa impresión encargada a una imprenta madrileña que se tomó la libertad de podarle términos criollos y españolizar otros tantos, hizo que el autor rechazara esa edición. Solo en 1966 pudo publicarla tal como quería, con el sello editorial mexicano Era.
1962
Cien años de soledad
En junio de 1967, cuando los primeros ejemplares de Cien años de soledad vieron la luz en Argentina, García Márquez era un desconocido para el público austral que tuvo el privilegio de leer primero su obra cumbre.
El libro salió sin mucha publicidad, pese a que la editorial Sudamericana imprimió 8 mil ejemplares -inicialmente se proyectaron 3 mil-. En su primera semana, la obra vendió 1.800 unidades y a la semana siguiente las ventas se triplicaron hasta llevar a Gabo a la lista de 'best sellers' en ese país.
García Márquez, que según los críticos mexicanos era visto como un "novelista colombiano folclorizante", recibió el impacto de la celebridad gracias a la aceptación del público y su obra fue elogiada por escritores como Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes. Un mes después, la novela era comentada como "una de las mejores obras de ficción jamás publicadas en América".
La historia de Macondo, desde su fundación hasta la muerte del último de los Buendía rompió varios esquemas que la erigieron sorpresivamente. La crítica la llamó: "La novela de América", por ser una metáfora de la vida en el continente, de la que se resaltaba, sobre todo, su lenguaje poético y sus tintes épicos.
La idea que dio pie a la novela, fue un recuerdo de la infancia del autor en Aracataca, cuando su abuelo lo llevó a conocer el hielo. Gabo intentó escribir la historia a los 18 años, con el título de La casa y tardó 15 años en darle forma. Antes de su primera edición, el escritor ya había publicado tres novelas y el libro de cuentos Los funerales de la mamá grande.
El éxito de Cien años de soledad abrumó tanto a su autor que no lo mencionaba entre sus mejores libros. "Estuvo a punto de desbaratarme la vida -le dijo el Nobel a Plinio Apuleyo Mendoza-. Después de publicado, nada fue igual que antes, porque la fama perturba el sentido de la realidad, tal vez casi tanto como el poder, y además es una amenaza constante a la vida privada. Por desgracia, esto no lo cree nadie mientras no lo padece".
El otoño del patriarca
Cuarenta y ocho horas antes de morir en un accidente aéreo (1981), el dictador panameño Omar Torrijos le dijo al Gabo: "tu mejor libro es El otoño del patriarca. Todos somos así como tú dices".
Convencido de que no había una novela que representara la figura del dictador latinoamericano (Señor presidente, de Miguel Ángel Asturias, le parecía "pésima"), García Márquez mantuvo viva la idea de El otoño del patriarca durante 17 años. Ya en 1962 había hecho el intento y de las 300 cuartillas de entonces solo salvó el nombre del personaje.
En 1968, después del éxito de Cien años de soledad, ansioso de romper con la novela que lo condenó a la celebridad, la retomó y se detuvo porque "no estaban claros algunos aspectos morales del protagonista". La solución llegó años después, a partir de un libro de cacería, al leer sobre las costumbres de los elefantes. La publicó finalmente en 1975.
Gabo la definió "como un poema sobre la soledad del poder". Rompió con el lenguaje que había fijado en Cien años de soledad, con la sintaxis (largos párrafos sin puntos, por ejemplo), los tiempos y hasta con la historia, al unir elementos tan distantes como un barco de marines y las carabelas de Colón.
El dictador Juan Vicente Gómez y su huida de Venezuela fue una de las imágenes motivadoras. Y fue precisamente este mandatario el que marcó muchos de los rasgos del personaje garciamarquiano.
1975
Crónica de una muerte anunciada
Fue Luisa Santiaga Márquez, madre de Gabo, quien le pidió que no escribiera el reportaje sobre la muerte de su amigo Cayetano Gentile, muerto a cuchillo por los hermanos de una maestra de la escuela de Chaparral (Sucre). No debería escribirlo mientras estuviera viva la madre de Cayetano.
La razón, según Gabo en Vivir para contarla, "era de mucho peso. Dos hermanos de la maestra habían perseguido a Cayetano cuando trató de refugiarse en su casa pero doña Julieta se había precipitado a cerrar la puerta de la calle, porque creyó que el hijo ya estaba en su dormitorio".
Y el escritor tuvo que esperar 30 años para escribirla, ya no como reportaje, sino como novela. "El tema no me arrastró de veras -diría Gabo en El olor de la guayaba, entrevista con Plinio Mendoza-sino cuando descubrí, después de pensarlo muchos años, lo que me pareció el elemento esencial: que los dos homicidas no querían cometer el crimen y habían hecho todo lo posible para alguien se lo impidiera, y no lo consiguieron".
Así, Gentile se convirtió en Santiago Nassar y la maestra inspiró a Ángela Vicario, la novia devuelta en su noche de bodas por no ser virgen, por cuyo honor los hermanos Vicario tienen que matar a Nassar. La obra llama la atención por su estructura periodística y su extremo detalle.
1981
El amor en los tiempos del cólera
Fermina Daza y Luisa Santiaga Márquez Iguarán vivieron historias paralelas: Se enamoraron adolescentes y sufrieron la prohibición de ese amor por parte de sus familias. Las dos fueron enviadas a un largo viaje en el intento de que el periplo hiciera bajar la temperatura de ese amor. Ambas se comunicaban con el novio prohibido a través de la red de telegrafistas de la región.
Las dos tuvieron la posibilidad del reencuentro. Fermina, personaje de la novela, al encontrarse con Florentino Ariza, descubrió que ya no sentía nada y lo dejó. Después se casó con Juvenal Urbino.
Luisa Santiaga, en cambio, se casó con Gabriel Eligio García, a pesar de la oposición familiar. Su hijo mayor, Gabriel, tomaría prestadas las imágenes más bellas de su historia para darle vida a la inolvidable pareja de El amor en los tiempos del cólera.
La obsesión de Gabo por la vejez se ve reflejada en esta novela que comienza con la muerte de Urbino y la reaparición de Ariza ante la viuda, a la que le reitera su amor eterno. Se descubren en ella las influencias de libros como La peste, de Camus, y el Diario del año de la peste, de Defoe.
En el 2007, se estrenó la versión cinematográfica de esta historia, protagonizada por el español Javier Bardem y la italiana Giovanna Mezzogiorno.
1985
El general en su laberinto
De niño, Gabo aprendió de su abuelo que la figura más grande del mundo fue Simón Bolívar. Eso pudo ser uno de los muy tempranos antecedentes de este libro.
Por la historia de su gestación, podría decirse que El general en su laberinto iba a ser escrita por Álvaro Mutis, pero echa al fin por García Márquez.
El autor de la saga de Maqroll llevaba su tiempo estudiando a Bolívar y había escrito el cuento El último rostro, en el que relataba los últimos días de Bolívar visto por un general polaco. De ahí iba a partir Mutis para escribir la novela, pero no la continuó.
Un día, cuenta el poeta Juan Gustavo Cobo Borda, desesperado porque Mutis no escribía la novela, Gabo le preguntó si la iba a hacer al fin y ante la negativa de su amigo, el Nobel dijo que quería hacerla. Y el primer material que tuvo para comenzar fueron los 40 tomos de la correspondencia de Bolívar, cedidos por Mutis, que ese mismo día Gabo metió en el baúl del carro para comenzar a escribir.
El general en su laberinto ocurre durante el recorrido del Libertador, despreciado y burlado, de Bogotá hacia la Costa. "Gabo observó que Bolívar, escritor compulsivo de cartas, tuvo un periodo de muy poca escritura durante esa travesía. En ese vacío epistolar, enmarcó su novela", recuerda Cobo Borda.
1989
Noticia de un secuestro
El Nobel les dedicó esta obra "a todos los colombianos inocentes y culpables con la esperanza de que nunca más nos suceda este libro". Porque Noticia de un secuestro fue un gran reportaje con todas sus normas, ceñido a la realidad colombiana. "Es, para comenzar, una apabullante lección de periodismo investigativo -comentó Enrique Santos Calderón, en su columna de EL TIEMPO, el 5 de mayo de 1996-.
Un reportaje, en su forma más perfecta y acabada en tres años de trabajo, sobre una de las etapas más tenebrosas de nuestra reciente historia. La del narcoterrorismo que desató Pablo Escobar, vista desde un episodio concreto: el secuestro de periodistas y personajes que a finales de 1990 realizó el Cartel de Medellín para presionar las condiciones de su entrega".
En los capítulos impares del libro, Gabo reconstruyó el secuestro vivido desde dentro, por las personas que lo vivían. En los pares, mostró lo que ocurría por fuera. Sobre esto, el autor explicó: "Siempre he creído que un escritor, novelista o periodista puede decir lo que quiera siempre que logre hacerlo creer. Si no se lo creen, ahí no vale ni la verdad. Por eso, la mejor estructura para esta historia es cómo sucedió en la vida: que no se sepa afuera lo que sucede adentro y que no se sepa adentro lo que sucedía afuera".
A dos meses de su publicación, Noticia de un secuestro había vendido más de 150 mil ejemplares en Colombia y los países del Pacto Andino. La crítica destacó la crudeza del libro. Fue muy fuerte la impresión que causó el frío retrato del presidente colombiano César Gaviria, que no cedía ante las presiones de los captores y parecía inconmovible ante el drama de los familiares de los secuestrados. "Nada ha caído tan explosivamente como el libro de García Márquez", escribió entonces Roberto Posada García-Peña 'D'Artagnan', acerca de la obra. "Este libro -agregó- es ante todo la demostración inequívoca y fehaciente de todo lo que Pablo Escobar hizo y deshizo, para evitar como fuera la extradición de nacionales a Estados Unidos, empezando por la de él mismo".
Vivir para contarla
No hubo antecedentes de un libro que saliera al mercado con tanta fuerza como las memorias del Nobel, en Colombia y otros países de América (e incluso de Europa). Hubo gente haciendo fila en las puertas de las librerías a la espera de que se diera la señal de comenzar las ventas, el 8 de octubre del 2002, a las 8 p.m., ni un minuto antes.
Las librerías hicieron el convenio de no vender antes de esa hora. Y se vendieron 15 mil ejemplares en la primera noche.
El libro había sido esperado por años. Ya en los 90, Gabo había dado una síntesis de su contenido: la narración de su juventud, en la que se encuentran pistas claras sobre los detalles que inspiraron sus cuentos y grandes novelas. Siempre lo anunció como el primero de una trilogía. El libro salió a la venta en el umbral de la celebración de los 20 años del Premio Nobel.
Los datos de otros países fueron sorprendentes. En España, los 300 mil ejemplares impresos por Mondadori se vendieron a un promedio de 30 mil ejemplares por día. En México, los primeros 50 mil libros no alcanzaron para la primera semana.
Los comentarios tempranos de Vivir para contarla anunciaban que no necesitaba de años, ni siquiera de meses para ser un clásico. Así lo dijo el escritor Álvaro Mutis, uno de los primeros en leer este libro.
El relato comienza con la partida del joven aspirante a escritor, de entonces 23 años, hacia Aracataca, su lugar de nacimiento. Va a acompañar a su madre a vender la casa de sus abuelos. El lector va comprendiendo por qué ese viaje fue definitivo en la literatura garciamarquiana y va encontrando las bases reales que sirvieron de alimento para las inolvidables imágenes de Cien años de Soledad, El amor en los tiempos del cólera, Crónica de una muerte anunciada y, en general, todas sus otras obras.
Las memorias marcaron un antes y un después en el mercado editorial estadounidense. Antes de traducirlo al inglés, su editor -Alfred A. Knopf- lanzó el libro en español y vendió 50 mil ejemplares en menos de dos meses y sin esfuerzo promocional. Posteriormente, en noviembre del 2003, Living to tell the tale salió a la venta para los lectores angloparlantes (la traducción fue de Edith Grossman).
Al contrario de la crítica de habla francesa, el balance de los especialistas angloparlantes, fue positivo: "Nos recuerda que lo que parece fantástico en Cien años de soledad -escribirá Brent Staples en el Book Review, del diario New York Times- es de hecho una razonable descripción de Colombia, donde los fantasmas son todavía el centro de la vida diaria".
Por su parte, Richard Lacayo, de Times, escribió: "Después de todo, este es solo otro de los libros de memorias. Pero García Márquez tiene el poder para descubrir todo tipo de verdades que perduran en los bancos de su memoria, que lo han hecho uno de los escritores vivos más populares".
Posteriormente, el libro de Gabo fue llevado al hebreo, con el título de Jai Vemesaper, impulsado por los resultados de una encuesta entre los lectores israelíes que eligieron al autor como uno de los preferidos por ellos.
REDACCIÓN EL TIEMPO

Le Monde: Mort de Gabriel Garcia Marquez, légende de la littérature

Affectueusement surnommé « Gabo » dans toute l'Amérique latine, le Colombien Gabriel Garcia Marquez, Prix Nobel de littérature 1982, l'un des plus grands écrivains du XXe siècle, est mort à son domicile de Mexico jeudi 17 avril. Il était âgé de 87 ans. Son œuvre a été traduite dans toutes les langues ou presque, et vendue à quelque 50 millions d'exemplaires.

En 1999, la nouvelle s'était répandue qu'un cancer lymphatique serait sur le point de l'abattre, plongeant déjà ses lecteurs et admirateurs dans l'inquiétude. Tous les journaux de la planète rédigèrent alors sa nécrologie à la hâte, bientôt remballée dans les tiroirs. Double chance, pour lui et pour tous, car cela permit à Gerald Martin, britannique et professeur de littérature, de publier une biographie exhaustive, Gabriel Garcia Marquez, une vie (Grasset, 2009, édition originale en anglais chez Bloomsbury, 2008). Rétabli, mais victime d'une mémoire quelque peu chancelante, l'auteur de Cent ans de solitude avait disparu de toute vie publique ces dernières années.
Aîné de onze enfants, Gabriel José de la Concordia Garcia Marquez est né le 6 mars 1927, à Aracataca, un village perdu entre les marigots et les plaines poussiéreuses de la côte caraïbe colombienne. Son père y est télégraphiste. Dans l'œuvre de Gabo, Aracataca deviendra Macondo, un endroit mythique mais réel, à la différence du Yoknapatawpha County de William Faulkner.
Juste après la naissance de Gabriel, son père décide de devenir pharmacien, en autodidacte. En 1929, il quitte Aracataca en compagnie de sa femme. Le garçon sera élevé par ses grands-parents, dans une maison transformée aujourd'hui en musée. Sa formation intellectuelle ainsi qu'un certain sens de la démesure lui viennent du colonel Marquez, son grand-père libre-penseur qui, pour meublerl'ennui d'un temps immobile, lui ressassait inlassablement ses souvenirs de la guerre des Mille Jours : une dévastatrice guerre civile qui, entre 1899 et 1902 opposa le camp « libéral » (dont il faisait partie) et celui des « conservateurs », et se solda par la victoire de ces derniers.
A ce « Papalelo », comme il le surnomme, le futur écrivain doit aussi les fondements de sa conscience politique et sociale. Le colonel faisait en effet partie des personnalités colombiennes qui s'étaient élevées contre le « massacre des bananeraies » : en décembre 1928, des centaines d'ouvriers agricoles en grève (1 500 selon certaines sources) avaient été tués par l'armée colombienne, sous la pression des Etats-Unis qui menaçaient d'envahir le pays avec leur marines si le gouvernement n'agissait pas pour protéger les intérêts de la compagnie américaine United Fruit. Dans Cent ans de solitude, son œuvre majeure, l'écrivain retrace sous forme de fiction cet épisode sanglant. 
A huit ans, il part rejoindre ses parents qui l'enverront en pension chez les jésuites dans la ville de Baranquilla, puis à Bogota. Il publie ses premiers écrits dans la revue du collège. Baccalauréat en 1946, études de droit- vite abandonnées - et premières collaborations dans la presse : c'est en tant que journaliste que Garcia Marquez entre dans la vie publique. Lectures classiques : Kafka, Joyce, Virginia Woolf, Faulkner, Hemingway… Mais les influences ne jouent que sur la forme. Le fond, ce sera l'impalpable, le culte du surnaturel, des fantômes et des prémonitions transmis par sa grand- mère galicienne quand elle se levait la nuit pour lui raconter les histoires les plus extraordinaires de revenants, sorcières et nécromanciennes. Ainsi Marquez s'insère-t-il naturellement dans un courant littéraire hispanique et latino-américain incarné par Alvaro Cunqueiro, Miguel Angel Asturias et Alejo Carpentier: le réalisme magique ou le réel merveilleux.
En 1955, le jeune journaliste découvre la vérité sur la catastrophe du Caldas : ce destroyer de la marine colombienne, le pont surchargé de marchandises de contrebande, avait perdu huit hommes d'équipage dans la mer des Caraïbes lorsque les câbles de cette cargaison illicite avaient lâché. Les officiers avaient prétendu avoir affronté une terrible tempête. Après cent-vingt heures d'entretiens avec le seul rescapé, Garcia Marquez publie une série de quatorze articles, rédigés à la première personne et signés par le marin, qui seront repris en 1970 dans un livre sous le titre Journal d'un naufragé. Les lecteurs de EL Espectador s'arrachent le récit. Craignant les représailles du régime militaire alors au pouvoir, la direction du quotidien envoie Garcia Marquez en Europe.
Il arrive à Paris en pleine guerre d'Algérie, fréquente les milieux du FLN et, pour délit de faciès, s'expose ainsi aux « ratonnades » alors pratiquées par la policefrançaise. Jeune homme de gauche, proche des communistes, il effectue des voyages dans les pays de l'Est. Malgré ses préférences politiques, ses visites lui laissent une impression plutôt sinistre, consignée dans 90 jours derrière le rideau de fer (1959). Lorsque le dictateur Rojas Pinilla interdit El Espectador, le journaliste Garcia Marquez se retrouve sans travail. Il écrit et survit, en attendant la gloire et l'argent.
Sa compagne d'alors fait des ménages, lui ramasse papiers, journaux et bouteilles vides pour les vendre. Ces années impécunieuses trouveront leur écho, en 1961, dans Pas de lettre pour le colonel. L'année suivante paraîtront le roman La Mauvaise heure et Les Funérailles de la grande Mémé, un recueil de huit nouvelles : sortes de « moyens métrages » et, en quelque sorte, d'esquisses préfigurant ce que sera, cinq ans plus tard, Cent ans de solitude.
Entretemps, Garcia Marquez est revenu en Amérique Latine. Il y a épousé, en 1958, son amour d'adolescence Mercedes Barcha. Jamais ils ne se quitteront.
 En 1961, Garcia Marquez, qui travaille pour l'agence de presse cubaine Prensa Latina, effectue en journaliste et en ami du nouveau régime castriste une première visite à Cuba. Puis il se rend à New York en attente d'un visa pour le Canada, où l'agence l'a chargé d'ouvrir un bureau. Mais l'affaire tarde, ne se réalise pas et le journaliste écrivain, qui s'ennuie, embarque en bus sa petitefamille pour le Mexique, le pays où il passera la plus grande partie de sa vie.
C'est quelques années plus tard qu'il va, d'un seul coup, accéder définitivement à la célébrité mondiale. Dès sa publication en 1967, à Buenos Aires, l'engouement rencontré par Cent ans de solitude (publié en français par Le Seuil en 1968) est extraordinaire. Tous les lecteurs d'Amérique Latine connaissent de mémoire sa première phrase : « Bien des années plus tard, face au peloton d'exécution, le colonel Aureliano Buendia devait se rappeler ce lointain après-midi au cours duquel son père l'emmena faire connaissance avec la glace. 
Depuis la fondation du village fictif de Macondo, se déploie, sur six générations, l'histoire de la famille Buendia, une sorte de dynastie dont le destin est lié à la chronique mythologique du continent. Toute l'Amérique latine se reconnaîtra bientôt dans cette saga héroïque et baroque. Cinq ans après sa sortie, Cent ans de solitude aura déjà été publié dans vingt-trois pays et se sera vendu à plus d'un million d'exemplaires rien qu'en langue espagnole. On sait que Garcia Marquez fut sincèrement abasourdi par le succès de ce livre. Il l'attribua au fait qu'il était d'une lecture facile, avec son enchaînement de péripéties fantastiques. Toujours est-il que son impact contribua à la notoriété internationale des autres écrivains du « boom latino-américain », de Juan Rulfo à Mario Vargas Llosa, en passant par Jorge Luis Borges, Julio Cortazar et Carlos Fuentes.
Garcia Marquez, meurtri et révolté par la dictature installée au Chili depuis le coup d'Etat du général Pinochet en septembre 1973, se refuse, pour un temps, à écrirede nouveaux romans et préfère s'engager dans ce qu'il appelle « la guerre de l'information ». Il contribue dans son pays à la création d'une revue indépendante,Alternativas, fustige le capitalisme et l'impérialisme, prend la défense du tiers-monde et soutient publiquement, sans états d'âme apparents, le régime de Fidel Castro.
En 1982, les jurés de Stockholm lui décernent le prix Nobel. Les rues de son village se couvrent de banderoles: « Aracataca, capitale mondiale de la littérature». Il assistera à la cérémonie vêtu du « liqui-liqui », le costume blanc traditionnel de la côte caraïbe, au lieu du smoking protocolaire. Son discours de réception est un fougueux plaidoyer pour l'Amérique latine dont il décrit la « solitude » face « à l'oppression, au pillage et à l'abandon », alors même que les dictatures s'y multiplient.
Son évocation de « cette patrie immense d'hommes hallucinés et de femmes historiques, dont l'entêtement sans fin se confond avec la légende » - résonne dans tout le continent. Après le Nobel, Garcia Marquez tourne le dos à Macondo et à l'univers prodigieux de son enfance. Désormais, sa production se situera, pour l'essentiel, à mi chemin entre le journalisme, l'histoire et le roman populaire.
Plus tard, ni L'Amour au temps du choléra (1985), ni Le Général dans son labyrinthe (1989), ni sa dernière fiction Mémoires de mes putains tristes (2004), ne remporteront le succès des œuvres précédentes. Qu'importe. Gabo est devenu une référence.
Au delà de la politique et de la mythologie, Garcia Marquez n'aura jamais cessé d'élaborer un immense discours sur la mort et sur la solitude, que ce soit dansLes Funérailles de la Grande MéméL'Automne du patriarcheChronique d'une mort annoncée et, bien entendu, Cent ans de solitude qui porte sur la fin d'une dynastie et d'une civilisation. « Je pense évidemment à la mort », avait-il déclaré. « Mais peu, aussi peu que possible. Pour en avoir moins peur, j'ai appris à vivreavec une idée très simple, très peu philosophique : brusquement tout s'arrête et c'est le noir absolu. La mémoire est abolie. Ce qui me soulage et m'attriste, car il s'agira là de la première expérience que je ne pourrai pas raconter. »

Source: Le Monde   Ramon Chao,Florence Noiville,Marie Delcas

Bureau Of labor Statitistics REGIONAL AND STATE EMPLOYMENT AND UNEMPLOYMENT -- MARCH 2014

REGIONAL AND STATE EMPLOYMENT AND UNEMPLOYMENT -- MARCH 2014


Regional and state unemployment rates were generally little changed in March. Twenty-one
states had unemployment rate decreases, 17 states and the District of Columbia had
increases, and 12 states had no change, the U.S. Bureau of Labor Statistics reported
today. Forty-six states and the District of Columbia had unemployment rate decreases
from a year earlier and four states had increases. The national jobless rate was
unchanged from February at 6.7 percent but was 0.8 percentage point lower than in
March 2013.

In March 2014, nonfarm payroll employment increased in 34 states, decreased in 16
states, and was unchanged in the District of Columbia. The largest over-the-month
increases in employment occurred in Florida (+22,900), North Carolina (+19,400), and
Georgia (+14,600). The largest over-the-month decrease in employment occurred in
Pennsylvania (-8,400), followed by Virginia (-5,100) and Illinois (-3,200). The
largest over-the-month percentage increases in employment occurred in North Carolina,
North Dakota, South Carolina, Utah, and Wyoming (+0.5 percent each). The largest
over-the-month percentage decline in employment occurred in Nebraska (-0.3 percent),
followed by New Mexico and Rhode Island (-0.2 percent each). Over the year, nonfarm
employment increased in 45 states and the District of Columbia and decreased in 5 states.
The largest over-the-year percentage increase occurred in North Dakota (+4.5 percent),
followed by Nevada (+3.8 percent) and Florida (+3.0 percent). The largest over-the-year
percentage decreases in employment occurred in Alaska, Kentucky, and New Mexico (-0.2
percent each).

Regional Unemployment (Seasonally Adjusted)

In March, the West continued to have the highest regional unemployment rate, 7.2 percent,
while the South again had the lowest rate, 6.0 percent. Over the month, only the Midwest
had a statistically significant unemployment rate change (-0.1 percentage point).
Significant over-the-year rate declines occurred in all four regions: the South (-1.2
percentage points), Northeast (-1.1 points), West (-1.0 point), and Midwest (-0.8 point).
(See table 1.)

Among the nine geographic divisions, the Pacific continued to have the highest jobless
rate, 7.6 percent in March. The West North Central again had the lowest rate, 5.1 percent.
Two divisions had statistically significant over-the-month unemployment rate changes: the
East North Central and West South Central (-0.2 percentage point each). Eight divisions
had significant rate changes from a year earlier, all of which were decreases. The largest
of these declines occurred in the South Atlantic (-1.5 percentage points) and Middle
Atlantic (-1.4 points).

State Unemployment (Seasonally Adjusted)

Rhode Island had the highest unemployment rate among the states in March, 8.7 percent. The
next highest rates were in Nevada and Illinois, 8.5 percent and 8.4 percent, respectively.
North Dakota again had the lowest jobless rate, 2.6 percent. In total, 24 states had
unemployment rates significantly lower than the U.S. figure of 6.7 percent, 5 states had
measurably higher rates, and 21 states and the District of Columbia had rates that were
not appreciably different from that of the nation. (See tables A and 3.)

Four states had statistically significant unemployment rate declines in March: Ohio (-0.4
percentage point), Vermont (-0.3 point), and Indiana and Massachusetts (-0.2 point each).
Four states had significant over-the-month rate increases: Missouri and New Mexico (+0.3
percentage point each) and Florida and Nebraska (+0.1 point each). The remaining 42 states
and the District of Columbia had jobless rates that were not measurably different from
those of a month earlier, though some had changes that were at least as large numerically
as the significant changes.

South Carolina (-2.5 percentage points), North Carolina (-2.2 points), and Indiana (-2.0
points) had the largest unemployment rate declines from March 2013. Twenty-two additional
states had smaller but also statistically significant rate decreases over the year. The
remaining 25 states and the District of Columbia had rates that were not appreciably
different from those of a year earlier. (See table B.)

Nonfarm Payroll Employment (Seasonally Adjusted)

In March 2014, seven states had statistically significant over-the-month changes in
employment, all of which were increases. The largest statistically significant job gains
occurred in Florida (+22,900), North Carolina (+19,400), and Georgia (+14,600).

Over the year, 26 states had statistically significant changes in employment, all of which
were positive. The largest over-the-year job increase occurred in California (+325,100),
followed by Texas (+310,000) and Florida (+225,100). 

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Jing Daily: CHINA’S GROWING COLLECTOR BASE IS TURNING CHINESE CONTEMPORARY ART INTO A MAJOR BLUE-CHIP ASSET

Zhang Xiaogang's Bloodline: Big Family No. 3 is estimated to sell for US$ to $10.3 million at Sotheby's in Hong Kong on April 5. The work is considered to be one of Zhang's more politically charged pieces, making it especially rare. (Sotheby's)
Despite a record-setting year in 2013, Chinese contemporary art prices have long lagged behind those of pieces by top Western artists. As the spring art auction season arrives, this discrepancy is still obvious, but a rising tide of Chinese collectors pushing up Asian art prices means that the difference may not be so dramatic for long.
The global art market rebounded to almost pre-financial crisis levels in 2013, with wealthy buyers setting massive new records for both Chinese and Western contemporary pieces. In October, Zeng Fanzhi’s The Last Supper set the world record for the most expensive piece of Chinese contemporary art ever sold at auction when it went for US$23.3 million at Sotheby’s.
That may seem like a staggeringly high price, until one compares it to that of Francis Bacon’s Three Studies of Lucian Freud. The piece set the world auction record for an art sale when it sold this fall, dwarfing the Chinese contemporary record at $142.4 million. Right now, even the most expensive works of Chinese contemporary art haven’t reached the likes of Andy Warhol, whose new record at auction is $105 million as of 2013, Jeff Koons, whose sculpture Balloon Dog (Orange) sold for $58.4 million this past fall, or even Christopher Wool, whose Apocalypse Now went for $26.4 million at Christie’s in November.
The price difference between the two contemporary categories is apparent in this season’s auction catalogues as well, but the current lower numbers point to a major investment opportunity for blue-chip collectors.
Sotheby’s Modern and Contemporary Art Evening Sale in Hong Kong on April 5 leads off the spring auction season for major Chinese contemporary sales, and estimated prices for the most expensive pieces are still far below those of their Western counterparts. Estimates for top blue-chip Chinese artists fall in a range around $1 million to $5 million—with most expected to go for no more than $3 million and some with estimates as high as $10 million. Many of China’s top pieces still fall on the low end compared to top Western contemporary prices, which can often sell for between $5 million and $50 million.
For Sotheby’s April 5 sale, works by top mainland painters Zhang Xiaogang, Zeng Fanzhi, Liu Ye, and Yue Minjun are among the highlights of the list, in addition to Chinese-French painters Zao Wou-ki and Sanyu. Zhang Xiaogang’s Bloodline: Big Family No. 3 is a main Chinese contemporary highlight of the auction, with an estimated price of about $8.4 million to $10.3 million. Described as one of Zhang’s most important works, Bloodline: Big Family No. 3 is an especially rare early piece in the artist’s oeuvre.
Other top Chinese contemporary lots in the sale are estimated in the single-digit millions. Two paintings by Zeng, including a diptych and a piece from his Mask Series, are estimated to sell in a range between $1.4 million and $3 million. Liu Ye’s Sinking Ship is predicted to go for between $1.5 million and $2.5 million, while Yue Minjun’s Garbage Hill has been assessed to fetch between $1.2 million and $2 million.
These prices may be lower than those of the Western blue-chip pieces for now, but an increase in the number of new Chinese collectors is likely to push values higher in the future. China’s rising contingent of newly wealthy individuals is becoming increasingly educated about art and taking a pragmatic approach when it comes to auction buys, viewing Chinese art as an asset class.
This trend has already taken root. Because China’s wealthy value hard assets as a major source of investment, these new Chinese collectors have been flooding into the auction market and pushing up prices on everything from Chinese antiques to jadeite jewelry, as well as classical and contemporary art. That’s why global auction giants Christie’s and Sotheby’s both expanded their presence into mainland China last year, and Christie’s saw 44 percent growth in Asia sales for 2013. China accounts for almost one fourth of all global art sales, making it the world’s second-largest art market.
As more Chinese collectors move into the Chinese contemporary market, the scarcity that ensues is also likely to cause works’ values to appreciate. The addition of even a few hundred collectors to the marketplace would mean that demand would outpace supply at a much higher rate. All tiers of the market are likely to see the effects 0f this, with works in the highest estimates setting new world records, and those in the low millions climbing into the double-digit range, thus creating numbers more parallel with those for Western works.

Yue Minjun's Garbage Hill is estimated to see for between $1.2 million and $2 million at Sotheby's in Hong Kong on April 5. (Sotheby's)

CHINESE DEVELOPERS’ ‘TRICKLING’ GLOBAL REAL ESTATE PROJECTS MAKE WAY FOR OPEN FLOODGATES

Last week, top Chinese real estate developer China Vanke Co. announced its plans to build a luxury midtown Manhattan condominium tower, a decision which comes on the heels of a string of similar global undertakings by Chinese companies. As ultra-wealthy Chinese investors are flocking to buy luxury real estate in some of the world’s priciest locales such as New York and London, Chinese developers are moving at a much quicker pace into the international arena than they have been in previous years.
The new 61-story, ultra-opulent skyscraper will be located at 610 Lexington Ave., and is being developed as part of a partnership between Vanke, U.S. real estate investor Aby Rosen of RFR Realty, and developer Hines. The 91-unit tower will reportedly feature only 17 residences from the 52nd to 63rd floors, making for apartments around 3,000 square feet. According to New York property blogYIMBY, “it is fair to assume” that these residences will be “priced astronomically.”
The condos appear to be intended for the global ultra-rich—especially Chinese buyers, who have been snapping up real estate abroad at growing rates as the Chinese government clamps down on speculative buys at home. The main focus so far has been on “gateway cities” such as New York and London, but buyers are also moving on to smaller cities such as Sydney, Frankfurt, Munich, or San Francisco.
In connection to the growing rates at which wealthy Chinese buyers are snapping up property is the fact that Chinese real estate investment surged over the past year. Just one year ago, The Wall Street Journal wrote that Chinese real estate investment was still comparatively low, with China-based companies buying $1.9 billion in U.S. commercial real estate from 2007 to 2012, compared to $3.6 billion from South Korea, $3.7 billion from Japan, and $32 billion from Canada. According to the article at the time:
While some in the property sector have been predicting that China’s maturing economy would lead to a wave of investment in U.S. real estate akin to the Japanese property-buying spree of the late 1980s, thus far, it has only been trickling in.
Real-estate executives say Chinese investment has been hindered by regulatory hurdles—Chinese insurance companies weren’t allowed to invest directly in foreign real estate until last year, for instance. But generally, investors in the country have simply been reluctant to dive into the U.S. market.
“It’s been more noise than significant money,” said Collin Lau, former head of real estate at the giant state-run China Investment Corp. He now runs Bei Capital, a Hong Kong-based investment firm. “It will still take some time for any meaningful capital to go to the U.S.,” Mr. Lau added.
However, that’s all changed over the past year, with developers investing billions of dollars to cause the rate to more than double. According to property firm CBRE, North American investment climbed to $2.5 billion in 2013 alone, up from only $500 million in 2012. These numbers are estimations—Real Capital Analytics believes that the investments in the United States alone were closer to $3 billion. Meanwhile, total Chinese outbound investment in real estate surged to an estimated more than $8 billion last year, up from a total of $2 billion in 2012.
Vanke’s New York development is its second major U.S. project, and it is joining many Chinese companies in targeting areas for luxury development with Chinese buyers in mind. Last year, the company teamed up with Tishman Speyer Properties Inc. to begin work on two luxury condo towers in San Francisco. Meanwhile, Chinese companies Greenland Holding Group and Xinyuan Real Estate Co. are also building projects in New York, while Dalian Wanda plans to buy a New York luxury hotel in the coming future. This surge of investment is also happening abroad, such Wanda’s plan to build a luxury hotel by the River Thames in London.
There are several reasons for this current upsurge, Although it is connected to the fact that Chinese investors have been taking advantage of  real estate opportunities as a result of the global financial crisis in 2009, regulatory restrictions in China as well as concern of a looming China property bubble are driving investments overseas. As wealthy individual Chinese buyers scoop up properties over the world, developers are following them to prime locations—which includes the United States.
Source: Jing Daily

Top Destinations for Chinese Property Buyers

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